martes, 14 de febrero de 2012






Los buñuelos de bacalao pueden prepararse de muchas maneras. En esta receta, la masa base es una de las que mi abuela usaba para buñuelos de muchos tipos, tanto dulces como salados. A simple vista (sobre todo si nos fijamos solo en el modus operandi) parece una masa para pasta choux, pero no lo es, aunque guarda muchas similitudes
Estos buñuelos quedan dorados y crujientes por fuera, y tiernos y jugosos en su interior. El tipo de masa empleada hace que sean bastante densos, por lo que las cantidades por ración se reducen respecto a otros buñuelos más ligeros, que servirían más bien como aperitivo. Éstos serían más apropiados como entrante, servidos con alguna salsita de tomate (con un toquecito picante si te gusta; a mí me encanta).
Las cantidades que os pongo hoy sí que son orientativas, tal como venían en el recetario de mi abuela. Eso es porque llega un momento en la preparación de la masa en que es más tu intuición la que te dirá lo que tienes que hacer.
Una pequeña recomendación: a pesar de que pasé un montón de tiempo ingeniándomelas para elaborar veintitantas bolitas lo más perfectas posibles, no os lo recomiendo. En este caso, es una pérdida de tiempo total. Lo mejor que podéis hacer es intentar dar forma con un par de cucharas y, con una de ellas, empujáis la masa hacia el aceite caliente directamente, con un poquito de maña y sin más complicaciones. Los buñuelos son eso: buñuelos, con sus crestas bailando en la sartén. No bolitas, ni pelotas, ni albóndigas. Así que, lo dicho, no os compliquéis!.

INGREDIENTES (aprox. 24 ud.)

  • 2 vasos (de los de agua) de agua
  • 2 vasos (de los de agua) de harina colmados (harina común)
  • 125 g de mantequilla (puedes usar margarina)
  • 1 -2 ajos machacados
  • 300 g de bacalao desalado, limpio de piel y espinas y desmigado
  • 5 – 6 huevos, aprox.
  • aceite, para freir

PREPARACIÓN

  1. En un cazo, pon al fuego el agua con la mantequilla. Cuando rompa a hervir, añade la harina y, con una pala de madera, mueve rápidamente y con fuerza hasta integrarla en los líquidos.
  2. Una vez mezclado, aparta del fuego, pero sigue removiendo sin parar (cada vez costará más, por la densidad que adquiere la pasta), hasta que la masa se despegue de las paredes del cazo. En ese momento la masa parece una bola de puré de patatas espeso.
  3. Déjala reposar unos minutos, hasta que adquiera una temperatura templada.
  4. Cuando ya no esté tan caliente, incorpora el primer huevo y remueve bien con la cuchara de madera, hasta que éste se haya integrado por completo. Entonces, agrega el segundo huevo y repite el proceso. Así, sucesivamente. Con cada huevo que añadas, la masa se irá poniendo más brillante y resbalosa.
  5. OJO. Es posible que llegue un momento en que tengas que parar de incorporar huevo: si ves que la pasta comienza a desligarse demasiado, quedando unas porciones separadas del resto, que se unen con dificultad, entonces ya no añadas más huevos.
  6. Termina incorporando el ajo machacado y las migas de bacalao bien escurridas.
  7. Solo quedará freir la masa en abundante aceite bien caliente. Para ello, ve depositando porciones no demasiado grandes en el aceite caliente, con ayuda de dos cucharas soperas (una empujará a la otra). No pongas muchos buñuelos en cada tanda. Sácalos cuando estén dorados y deja que escurran el aceite sobrante sobre papel absorbente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario